LA VISTA DESDE ARRIBA
Un magnífico acantilado sirve como emplazamiento espectacular de Arcos de la Frontera, un encantador pueblo lleno de indicios de su herencia árabe. Rica en arquitectura árabe, la ciudad también alberga las iglesias góticas de Santa María de la Asunción y San Pedro.
En la época medieval sirvió como frontera (“Frontera” en español) entre la España cristiana y musulmana durante la batalla del siglo XIII con los moros.
Declarado monumento histórico-artístico nacional en 1962, en este ensueño Pueblo Blanco se conserva fielmente la tradición, como se puede comprobar en sus torres históricas, iglesias y espléndidos miradores con vistas al río Guadalete, así como en sus fiestas y ferias. o su gastronomía, donde el cerdo ibérico y los productos hortícolas de la zona toman un gran protagonismo.
